Recuerdo mi madre
diciéndonos: No quiero regalos, quiero obediencia y amistad. No me gustaba nada
oír esto. Quería darle algo en concreto,
pero no sabía bien como agradarle. Hoy me veo haciendo lo mismo con mis hijos.
No quiero regalos, quiero su cariño, amistad, respeto, compañerismo. ¡Solo la
presencia de ellos ya me hace feliz! Las
madres somos así creo, son felices cuando sus hijos están felices, sanos,
autoconfiantes, con perspectivas de futuro, soñadores, responsables, personas
de bien.
Pero ni siempre
las cosas son así. Por veces son rebeldes, no nos quieren oír, nos esconden cosas importantes, quitándonos de
su vida, quieren privacidad y pronto van despegando las alas y se van volando lejos de
nosotros. Otras veces están enfermos dejándonos preocupadas, tienen dificultades
en la escuela, no consiguen hacer amistades o lo hacen pero, con personas
equivocadas que sabemos que no será buena influencia. Algunas mamas sufren al
ver su hijo metido con drogas o sin empleo. Por eso creo, cuando nos preguntan
que queremos de regalo, pensamos que el
regalo mas precioso no se puede comprar y es tan sencillo, solo su
presencia en nuestras vidas llenando nuestros días de alegría, aún que viviendo
lejos podemos hoy gracias a internet tenerlos siempre cerca participando de nuestras vidas y dejándonos
participar de la suya.
Para las
preocupaciones e inquietudes de nuestro corazón de madre podemos siempre contar
con el Creador que nos hizo a nosotras y a nuestros hijos, nos ama con un amor
más grande de lo que es un amor materno, ¿lo puedes imaginar? ¿Un amor más
grande que el amor de madre? Pues así es, un amor eterno como dice en Jeremías
31.3 que no tiene principio ni fin de tan grande que es.
Tengo tres hijos, el mayor tiene 30 años y ya es papá.
Mi hija tiene 27 años y es una chica amable y genial, el más chico tiene 19 y ya está soñando en volar del nido. La vida es así, los hijos vienen
se quedan un tiempo con nosotros para aprender y para enseñarnos, después van
siguiendo sus caminos. Lo importante es que sabemos construir lazos de amistad y
compañerismo que perduren por toda la vida, lazos de familia que traen
seguranza al hogar al carácter de cada uno. Yo opté en buscar sabiduría, protección
y cuidado del Señor en cada día que pasé con ellos, creo que también ellos aprendieron
a hacer esto, por eso estoy segura de dejarlos volar, porque sé que van en compañía
de mi amado Señor.
Creo que he hablado demasiado por hoy jeje!
Me encanta el Pinterest. Quiero enseñaros unas
imágenes que me las guardé y que se me ocurrió que me encantaría ganarlas de
regalo en el día de las madres. Sí!!!!! He hecho un listado! Jeje
Unos Jacintos. ¡Me encanta su perfume!
Un perrito de esta raza
Un paseo en el campo con la familia
Una sopera blanca
Tenerlos siempre así cerquita de mí, jejeje
Y vosotras ¿qué queréis ganar?
Os dejo una palabra de Jesús sobre el cuidado y amor del Padre Celestial:
Si, pues, vosotros, siendo malos, sabéis dar cosas buenas a vuestros hijos, ¡cuánto más vuestro Padre que está en los cielos dará cosas buenas a los que se las pidan!
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