Queridas amigas,
Escribo hoy desde mi habitación, pensando en
vosotras, imaginando cómo habéis vividos las fiestas en estas últimas
semanas.
Solamente ayer estuve guardando las
decoraciones de Navidad… a la vez fue recogiendo cosas de toda la casa para
redecorar el salón familiar.
Me preguntaba hace unos momentos…
¿Qué hace de una casa un hogar?
¿Qué cosas hacen con que mi familia sienta que son
los más importantes del mundo para mí?
¿Cómo puedo expresar mi amor a todos que entran en
mi casa?
¿Qué hace de mi casa un escondite seguro de la vida
afuera?
Aquí comparto algunas ideas de cómo estas cosas son
consideradas, por lo menos en nuestra casa.
Cuando mis hijos eran pequeños sacaba muchísimas
fotos. Siempre les llevaba a una amiga
que hacía fotos profesionales. Estoy
agradecida de haberlo hecho pues ahora los tengo por toda la casa. Cuando subo y bajo las escaleras es como un
viaje en el tiempo, ¡fotos tan entrañables!
Siempre me traen una sonrisa… muchas veces me encuentro allí, junto a
las fotos orando por mis hijos, pidiendo a Dios que les guíe donde sea que
estén.
Las fotos de los niños traen memorias especiales. A ellos les encantaba cuando ponía las fotos
en un marco para exponer en un lugar de importancia en la casa.
Aquí os muestro algunos cuadros que tengo en la
pared.
A través de los años, he heredado muchas cosas de
mis abuelos y bisabuelos: colchas de patchwork, fotos, platos, y reliquias
familiares como una caja registradora de una tienda que la familia de mi marido
tenía ¡en 1925! Todas estas cosas son
tesoros para mí. Me encanta que las
pueda ver diariamente por toda la casa.
Mis hijos también han hecho muchos proyectos. En diciembre, uno de mis hijos, Andrew, vino
del instituto con un colgador de conchas de patchwork para la pared que había
hecho en la clase arte en madera. Me
tocó mucho la intención de darme algo tan representativo de quien soy. Tengo dos colchas colgadas de ello ahora mismo.
Mi hija, Adriana, pinta cuadros. Los
tengo por
toda la casa. Mis otros hijos, Kaitlin y Ethan también
han hecho cositas que las tengo mucho aprecio, distribuidas por la casa.
En la entrada de la casa tengo una mesa estacional. Cambio las fotos y las decoraciones
dependiendo de la estación del año. No
tardo mucho en hacerlo y siempre da la impresión de una casa “vivida” o cuidada
con intencionalidad.
Usando tesoros familiares como estos, puedes
promover un ambiente cálido y personal a la casa. Todos que vengan a visitar se sentirán honrados y especiales cuando tú compartes tus mayores tesoros con ellos.
Todos necesitamos un rincón acogedor cuando volvemos
de la calle, de un día de trabajo.
Venimos a casa a descansar y promover lazos familiares fuertes. Cuando nuestros hijos marchen de casa, irán
cargando un tesoro grandísimo: memorias de amor y cariño.
Bendiciones a vosotras todas y que Dios os tenga en
la palma de Su mano.
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